Constituciones del establecimiento de una sociedad patriótica, en Tolosa de Guipuzcoa.

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CONSTITUCIONES
DEL ESTABLECIMIENTO
DE UNA SOCIEDAD. PATRIÓTICA,
EST TOXrO&A. BE GUIPÚZCOA.
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acia la magnánima Nación Española poco há sumergida en un abismo insondable de males interiores,
degradada vergonzosamente del alto
rango que la correspondía entre las
potencias extrangeras, y vilipendiada
hasta el extremo de haber osado un
célebre escritor sentar que solo por
un error de Geografía estaba separada de la África, á la cual pertenecía
por todas sus calidades, cuando esta
misma Nación, recordando repentinamente su antigua grandeza y dignidad, se erige magestuosa proclamando Constitución, libertad, seguridad y las garantías todas del orden Social. Tan saludables voces
pronunciadas enérgicamente á las
puertas de Cádiz por los inmortales
Quiroga, Riego y sus dignos compañeros de armas, y repetidas con firmeza en Galicia, en las nevadas cumbres del Pirineo, y en diferentes puntos del reino resuenan velozmente en
toda su extensión. Esforzadas por el
heroico pueblo de Madrid, penetran
los oidos de FERNANDO el deseado, quien admirado de ser el voto
general de la Nación el mismo que
preocupados Consejeros le habían
presentado como un criminal extravio de la razón, lo acepta, se adhiere á el, admite y jura la Constitución, que antes por error habia desechado, y apagando de este modo
por un soplo feliz la ominosa tea de
la discordia, que en vano intentaban
atizar algunos alucinados, restituye
regocijándose de encontrar la verdad, sus derechos y su dignidad á
esta benemérita Nación: unida desde entonces á su Rey con los indisolubles lazos de sus leyes fundamentales, puestas en orden y claridad
desplega toda su grandeza, el cúmulo de sus virtudes y su generoso carácter, presentando á la Europa atónita, y al mundo entero, que contempla asombrado la rapidez y elegancia de este ascenso, el ejemplo
nunca visto de una total trasforma-
cion política ejecutada de un golpe
sin efusión de sangre ni de lágrimas,
y con aplauso general de todas las
clases de la sociedad.
Cuantos en tan venturosas circunstancias tenemos la felicidad de
ser miembros de esta envidiada
gran familia estamos en la indispensable obligación de cooperar por
los medios que estén á nuestro alcance, á que se conozca el mérito y la
importancia de esta grandiosa obra
y á encaminar todos nuestros esfuerzos á su imperturvable manutención
y firme sostenimiento. El interés pro-
pro, el honor Nacional,, las reiteradas
órdenes del Rey ilustrado, y penetrado sinceramente de los únicos
medios que preparan el esplendor y
prosperidad suya y de tan heroico
pueblo estimulan á esta preciosa ocu-
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