Prision del sen?or Molinos, por el comisario general ciudadano Ignacio Martinez

              PRISIÓN DEL SEÑOR MOLINOS,
POR EL COMISARIO GENERAL CIUDADANO IGNACIO MARTÍNEZ.
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IN unca la maldad prevalece sobre la virtud, pues si bien algunas veces parece que consigue algunos triunfos, es por muy corto tiemp» en los pueblos
ilustrados; y la fuerza sola, la ignorancia y el fanatismo religioso los hace
mas duraderos en los pueblos  abatidos por el gobierno monárquico.
Los escoceses que tanto han trabajado por volvernos al yugo español, sin conseguir coger el fruto de sus afanes, hacen hoy el último esfuerzo para ver logrados los proyectos que asomaron en la conspiración del
padre Arenas: un infiel al juramento que tiene prestado á la nación llama
la atención del gobierno, y todos los escoceses empiezan á salirse para reunir sus fuerzas contra la patria.
El sr. Molinos del Campo, con el licenciado Quintero, el coronel Ber-
dejo que era del número 3.° de infantería y por sospechoso se le quitó, y
otros muchos escoceses como Campillo, corren á realisar sus miras ¡ingratos!
¿por qué afligen á la patria por vengar agravios de partidos? La providencia vela sobre nuestra seguridad, y los facciosos empiezan ya á caer presos
en manos de los beneméritos patriotas, sí, Molinos y Quintero han sido presos por el infatigable patriota, por el muy digno, por el honradísimo ciudadano  Ignacio Martinez:  su prisión fué  del modo  siguiente.
El referido comisario general ciudadano Ignacio Martinez, que tanto
prestigio tiene con los verdaderos patriotas, fué nombrado para que empleara sus fatigas en otro, encargo mas útil á la patria: á Toluca lo destina
el gobierno para que "reúna los patriotas que se retiraron por su influjo j
en  vista de  la ley de espulsion  que solicitaban.
Salió este activo patriota á las seis de la tarde en compañía del escmo.
sr. Zavala gobernador del estado de México, y con las noticias que tenia,
puso empeño en ver si sorprendía á dicho Molinos, por que nunca creyó que
se alejara este ingrato de la capital, de donde era natural esperara alguna,
reunión: en efecto á las nueve de la noche encontró al pérfido senador Molinos cerca de Cuajimalpa en la casa que llaman de la plaza: le ecsijió el
pasaporte que según el bando debia haber sacado, y Molinos contestó que
no tenia necesidad de pasaporte para salir: se le repuso por el sr. comisario, que las leyes de policía no esceptuaban á ninguno y se disculpó con
que no habia visto la ley, disculpa que hace muy poco honor á un legislador y abogado que precia de sabio: por fin el sr. Martinez le hizo montar
á caballo y desarmar conduciéndolo preso á México, llevándose consigo ei
sr. Zavala al licenciado Quintero que estaba con él. Queda Molinos preso
en su casa, y su criado en la cárcel: éste senador quiere disculparse con
que salia á mudar temperamento, y no sacó mas equipage que su zarape
ó manga, y estuvieron en el monte y en las barrancas en el dia comiendo
tortillas y chocolate ¡qué temperamento! El gobierno necesita energía y n©
lenidad si quiere salvar la patria sin mucha efusión de sangre.
MÉXICO:   1828.
IMPRENTA EN LAS ESCALERILLAS, A CARGO DE
MANUEL  XIMENO.
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