Ya no se puede sufrir a un gobierno el mas tirano.

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O sea defensa del impreso titulado: ^Verdadera noticia estraordinaria de la derrota áe
las tropas del gobierno," publicado el dia 13 del presente.
Bohtis civis eit, qui non potest pati eam
¡n suá civitate potentiam qua; suprá le-
ges esse velit. Cíe.
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«& al es. él sentir dé éste hombre tan célebre^
como grande y memorable, y tal también lamác-
simá sacrosanta que debiera estar esculpida con
"caracteres indelebles en el corazón filantrópico
ido todos los hombres libres. EVbueh ciudadano,
dice, es aquel que no puede tolerar en $% patria un poder v i tfétende hacerse superior á las leyes; y yo,
áuií.pie rió tan perfecto ciudadano como quisiera ser, estoy empero animado de esos principios
adorable'!, y do loa deseos mas fervientes ae'ha'-
cerme úií! á i$M patria que idolatro decidido, en
Cuyas aras ofrezco en holocausto aun mi écsis-r
tencia misma, para sostener sus libertades cara?,
compradas con la saJígre iri !o de ios h0-
roes, que desde ¡a t:r té esfera de esclavos abyectos, lograron llevarnos ala dé señores absolutos de nosotros mirónos.
Después de una cadena prolongada de males y desgracias que nos han aquejado, cuyo primer funesto eslabón ce forjara en el nunca "bas-
taetemcíuo   eesecrado plan de Casa-de-Mata:
después áéreportar cncorbado[como toda la nación]   los  sañudos golpes  del. fiero y ominoso
despotismo que nació en Jalapa, bajo las apariencias especiosas de que la constitución y las leyes iban
á recobrar su imperio é incolumidad; ño he podido tolerar que ése poder arbitrario, así como cruel,
tirano é intruso, qué allí descollara, se constituya
superior a, las leyes qué invoca á la vez que despedaza, haga conducir por todas partes la guerra, la muerte, la desolación, la horfandád y el
amargo llanto; y no satisfecho aun todavía con
maldades tan inauditas, ínientágrosera y dás-
caradamente ala faz del orbe todo, para mantener fascinados áios mexicanos incautos, que han
podido creer que los tigres hirecnos pueden convertirse én palómcis mócenles.
Por eso, pues, publiqué el impreso titulado:
Verdudera noticia estraordinaria de la derrota de las
(ropas del gobierno, qué tanto ha asustado álos viles aristócratas escoceses: si no me espreso en
él con un lenguage adulador,.servil y bajo, como
.ellos quisieran, lo hago á lo menosconlafranque-
za, ingenuidad y energía de un.republicano sincero, que ni teme al poder armado, ni lo formida esa
horda de esclavos que se dicen sus sostenedores,
ni lo arredran esos miserables que gritan rabiosos
contra el que descubre á los pueblos, á esos pueblos desdichados que yacen oprimidos por lá fuerza, la verdad de los acontecimientos actuales, el
peligro inminente en que se hallan de volver á arrastrar las gruesas y pesadas cadenas de la esclavitud borbónica, y la obligación muy estrecha en quo
se encuentran de sacudir lá que hoy reportan, reducir á cenizas á sus hipócritas y perversos, afectados protectores, y asegurar para siempre unaswc/í-
pendencia que idolatran, un sistema federalque adoran, y unas libertades que les son tan caras. Tal
ésíeí objeto que me propuse al publicar el im-
presSrindicado, y no los tortuosos que gratuita-
menté ihe suponen los escritores vendidos á la.
facción parricida que nos tiraniza y amquila.
Empero  el célebre  capitán  D.'Ángel del
Puerto, á fuer de militar y::.. amante do! orden'. .... se ha dejado arrastrar del espíritu dt
partido, plato sazonado con que se regala en compañía de sus colegas, ha usurpado á loa muy dignos fiscales de imprenta las atribuciones que los
son ailecsas, ha dado rienda suelta á las sqqou
pasiones que lo animan:... de una vez, ha denunciado como sedicioso en primer grado el pape] predicho; y cort tal fazáña, muy distinguida
en verdad; se Ira acreditado de buen serúl, celoso defensor del despotismo, militar omnímodo y animoso, así como consumado, puro y neto escocés.
Ni se diga que resentimientos innobles me hacen aplicarle tan merecido epíteto'^.pétrqúe cuando
lo publieo es porque obtengo datos positivos dé
esta verdad.
Tampoco se. crea qus ofendido de que se
me arrastra ante esté tribunal, vengo armado del
in'sulto, la .Üiaíriva, e! sarcasmo ni Ja calumnia
para defenderme: nada menos qué ésto • la justiciadla razón, el convencimiento^ la,vet dad de que
iodos somos. testigos^ son las armas de que voy á
hacer uso al fundarlas proposiciones vertidas en
la estraordinaria, y á confundir al militar locuaz que
osara denunciarlas.  Ello es cierto que de poco,
ó por decirlo claramente, de nada me aprovechará que la justicia esté de mi parte, porque....
tales son los bienes con que nos han obsequiado
los señores jálapistas; mas sin embargo, me quedará el placer de patentizarla á la faz de la nación, á que tengo la gloria de pertenecer, para'