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AY VA ESE HUESO QUE ROER Y QUE LE METAN EL DIEN1E. Tercero centra el (Quebranta huesos, y cuatro palabras al zopilote^ V Nuestra credulidad hace toda su ciencia* Voliaire. ristc es la situación del que disputa eon teólogos Todo lo interpretan á su modo, lodo lo alegorizan y le dan mil sentidos, como que poseen en sumo grado Ja ciencia ele sublílizar. Mas ya que estos señores están empeñados en obscurecer las cosas mas chiras y evidentes, yo me empeñaré igualmente en aclararlas para que se entiendan. Ellos mismos nos están aturdiendo diariamente con la cancioncüla de vuestros pastores, nuestras ovejas; y se alborotan y chillan porque be estampado que los saeerdoies han reducido á los hombres al rango de los rebaños de ovejas. ¿Cuales'son los oficios de buen paiior? jnsaso hace otra cosa que cuidar de las ovejas para trasquilarlas de cuando en cuando y aprovecharse de la lana, la piel, la sustancia y de la carne á su debido tiempo?....Todos los dias nos predican ¡sed sumisos á vuestros sacerdotes! ¡despreciad vuestra razón! ¡degollad al que no es cristiano! ¡desobedeced a las pote sudes que no nos beneficien,...mas vale obedecer á Dios que a los hombres!...,y se irritan porque escribo que los mortales no sonf en todas partes mas que niños sin razón, esclavos, pusilánimes, inquietos y malignos....altivos, porfiados, turbulentos, sediciosos, intolerantes é inhumanos... asegurando que embílecimiento, desaliento, infancia y pusilanimidad, no tienen aspecto probable de reunirse con la altivez, porfia, turbulencia y sedición. ..sin atender ó haciéndose desentendidos de que están embilecidos y desalentados porque desde niños se les hace olvidar la dignidad del hombre y su poderoso imperio sobre sus pasiones: por lo contrario, se les repite que el hombre nada puede por sí mismo; que para todo necesita de aucsilios del cielo y helo aqui reducido á la clase de niño pusilánime, que no se atreve ni aun á pensar por sí misoío porque se cree incapaz de obtener esos aucsilios celestiales qne se han pintado, por otra parte tan inaccesibles. Que son altivos porque se les h.i hecho intolerantes; porfiados porque se les ha educado ignoradles; turbulentos y sediciosos porque se les ha enseñado que en tratándose de la gloria de Dios i;o se debe obedecer á los que gobiernan, miio al sacerdote que es su interprete. De aqui es que un fanático es mas sediento de sangre que el tigre mas hambriento, y que si pudiera, •degollaría á todo el género humano en honra y glo- f ria de su Dios. Estos no son datos acopiados de af- ! gimos individuos que han podido recoger ruis t/ueiros •j maestros... son hechos que palpamos 'diariamente. En .' el número anterior he presentado los datos de lo» ] maestros de vds. y que ;i mi entender son demos- i tralivos. Yo no he negado ni negaré jamás que en r el clero ha habido y hay hombres virtuosos dignos ! ciertamente de los altares; pero han sido y son tan po- \ coa (siempre lo bueno lo es) que ai lado de los malos. ' casi se reducen á cero: y sí no respóndaseme coa ingenuidad ¿no venios en el día á los que teníamos, | cuando ■• sismos ignorante?, por virtuosos, humildes I y obedientes despreciar las leyes, insultar en los pul- j pitos á nuestros dignos gobernantes, recomendarnos i atrevidos á los reyes déspotas infernales que detes- i tamo?, cargar con descaro y altanería cruces y placas! aunque sin levantar los ojos hipócritas del suelo? No es mi animo ni ha sido el infundir los deseos del apóstata Chavof que quería que con bs tripas del último sacerdote se ahorcara al último tirano; no señores, no: lo que si quisiera es que .el sacerdocio fuera mas sumiso a las leyes, mas tolerante, mas humano, en fin que fuera un modelo, aunque no tan perfecto porque es imposible, de su divino Maestro, ó ■ como lo soñó Mercier (i). Por lo que toca á los tiranos, sí reñores, sí: á estos quisiera ver ahorcados mas que prestara yo mis tripas para hacerlo con el último de ellos. ¿Será posible que la mala fé camine siempre al frente de los teólogos? Ellos desfiguran todo lo que tocan, y no se paran ni se contienen al considerar que se les puede desmentir con facilidad. Acostumbrados á hablar como oráculos se irritan y enfurecen cuando se les quiere contradecir, creyendo que la verdad les pertenece esclusivamente. El filosofo Diimcsnil, de quien copié la escomuníon de los tracios y á quien ellos citan como favorable á la causa que defienden, será testigo de la sinceridad de mis maestros. Ellos le tuercen á su gusto y añaden: que porque no' atendí á la confesión que él mismo hubo de hacer á pocos capítulos; concluyendo después de tomarlo como á un elogiador de losi santos padres, que no me agradan semejantes elogios que pudieran cenducirme á formar un justo discer. niiniento entre lo malo y lo bueno. Los lectores im CJ ■ ■
Object Description
Title | Hay va ese hueso que roer y que le metan el diente. Numero undecimo. |
Publisher | Imprenta a cargo de Martin Rivera |
Date | Unknown |
Original Format | Leaflets |
Type | Text |
File Format | image/tiff |
Extent | 4 pages |
Dimensions | 31 cm. |
Identifier | SC MS 0216.253 |
OCLC Number | 651179779 |
Source | SC MS 0216 Mexican Pamphlets |
Language | spa |
Rights | http://rightsstatements.org/vocab/NoC-US/1.0/ |
Collection | SC MS 0216 Mexican Pamphlets |
Capture Device | CopiBook COBALT HD |
Staff | Shaenna Ameer |
PPI | 300 |
Date Digitized | 2018-10-29 |
Description
Title | [Page 1] |
Type | Text |
File Format | image/tiff |
Identifier | SC MS 0216.253.001 |
Rights | http://rightsstatements.org/vocab/NoC-US/1.0/ |
Collection | SC MS 0216 Mexican Pamphlets |
Capture Device | CopiBook COBALT HD |
Staff | Shaenna Ameer |
PPI | 300 |
Date Digitized | 2018-10-29 |
Full Text | AY VA ESE HUESO QUE ROER Y QUE LE METAN EL DIEN1E. Tercero centra el (Quebranta huesos, y cuatro palabras al zopilote^ V Nuestra credulidad hace toda su ciencia* Voliaire. ristc es la situación del que disputa eon teólogos Todo lo interpretan á su modo, lodo lo alegorizan y le dan mil sentidos, como que poseen en sumo grado Ja ciencia ele sublílizar. Mas ya que estos señores están empeñados en obscurecer las cosas mas chiras y evidentes, yo me empeñaré igualmente en aclararlas para que se entiendan. Ellos mismos nos están aturdiendo diariamente con la cancioncüla de vuestros pastores, nuestras ovejas; y se alborotan y chillan porque be estampado que los saeerdoies han reducido á los hombres al rango de los rebaños de ovejas. ¿Cuales'son los oficios de buen paiior? jnsaso hace otra cosa que cuidar de las ovejas para trasquilarlas de cuando en cuando y aprovecharse de la lana, la piel, la sustancia y de la carne á su debido tiempo?....Todos los dias nos predican ¡sed sumisos á vuestros sacerdotes! ¡despreciad vuestra razón! ¡degollad al que no es cristiano! ¡desobedeced a las pote sudes que no nos beneficien,...mas vale obedecer á Dios que a los hombres!...,y se irritan porque escribo que los mortales no sonf en todas partes mas que niños sin razón, esclavos, pusilánimes, inquietos y malignos....altivos, porfiados, turbulentos, sediciosos, intolerantes é inhumanos... asegurando que embílecimiento, desaliento, infancia y pusilanimidad, no tienen aspecto probable de reunirse con la altivez, porfia, turbulencia y sedición. ..sin atender ó haciéndose desentendidos de que están embilecidos y desalentados porque desde niños se les hace olvidar la dignidad del hombre y su poderoso imperio sobre sus pasiones: por lo contrario, se les repite que el hombre nada puede por sí mismo; que para todo necesita de aucsilios del cielo y helo aqui reducido á la clase de niño pusilánime, que no se atreve ni aun á pensar por sí misoío porque se cree incapaz de obtener esos aucsilios celestiales qne se han pintado, por otra parte tan inaccesibles. Que son altivos porque se les h.i hecho intolerantes; porfiados porque se les ha educado ignoradles; turbulentos y sediciosos porque se les ha enseñado que en tratándose de la gloria de Dios i;o se debe obedecer á los que gobiernan, miio al sacerdote que es su interprete. De aqui es que un fanático es mas sediento de sangre que el tigre mas hambriento, y que si pudiera, •degollaría á todo el género humano en honra y glo- f ria de su Dios. Estos no son datos acopiados de af- ! gimos individuos que han podido recoger ruis t/ueiros •j maestros... son hechos que palpamos 'diariamente. En .' el número anterior he presentado los datos de lo» ] maestros de vds. y que ;i mi entender son demos- i tralivos. Yo no he negado ni negaré jamás que en r el clero ha habido y hay hombres virtuosos dignos ! ciertamente de los altares; pero han sido y son tan po- \ coa (siempre lo bueno lo es) que ai lado de los malos. ' casi se reducen á cero: y sí no respóndaseme coa ingenuidad ¿no venios en el día á los que teníamos, | cuando ■• sismos ignorante?, por virtuosos, humildes I y obedientes despreciar las leyes, insultar en los pul- j pitos á nuestros dignos gobernantes, recomendarnos i atrevidos á los reyes déspotas infernales que detes- i tamo?, cargar con descaro y altanería cruces y placas! aunque sin levantar los ojos hipócritas del suelo? No es mi animo ni ha sido el infundir los deseos del apóstata Chavof que quería que con bs tripas del último sacerdote se ahorcara al último tirano; no señores, no: lo que si quisiera es que .el sacerdocio fuera mas sumiso a las leyes, mas tolerante, mas humano, en fin que fuera un modelo, aunque no tan perfecto porque es imposible, de su divino Maestro, ó ■ como lo soñó Mercier (i). Por lo que toca á los tiranos, sí reñores, sí: á estos quisiera ver ahorcados mas que prestara yo mis tripas para hacerlo con el último de ellos. ¿Será posible que la mala fé camine siempre al frente de los teólogos? Ellos desfiguran todo lo que tocan, y no se paran ni se contienen al considerar que se les puede desmentir con facilidad. Acostumbrados á hablar como oráculos se irritan y enfurecen cuando se les quiere contradecir, creyendo que la verdad les pertenece esclusivamente. El filosofo Diimcsnil, de quien copié la escomuníon de los tracios y á quien ellos citan como favorable á la causa que defienden, será testigo de la sinceridad de mis maestros. Ellos le tuercen á su gusto y añaden: que porque no' atendí á la confesión que él mismo hubo de hacer á pocos capítulos; concluyendo después de tomarlo como á un elogiador de losi santos padres, que no me agradan semejantes elogios que pudieran cenducirme á formar un justo discer. niiniento entre lo malo y lo bueno. Los lectores im CJ ■ ■ |
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