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//Z7- ICTIERO DÉCIMO. HAY VA ESE HUESO QUE ROER Y QUE LE METAN EL DlENlE. $c?gimdo centra el Quebranta huesos* y cuatro palabras al fanatice?* Nuestra credulidad hace toda su ciencia. Voltaire, ' Ü A ías riquezas, y con los que llenar/a muchos pliegos.} solo refiriré los de dos autores que no son Vollaire^ de Holbac ni Helvetius que vds dicen ser mis maestros. Ño señores estos serán el P Fulgencio y el Abad Fleari que conocía migo mejor la historia de la iglé* que á la sociedad le resultan deí i:íero; beneficios ! sia, y que no podran ser tachados de parciales. Di- que solo cesisfen estampados tn ei pjp¿l de vds.;peru j ce eí primero» „ruando las iglesias estuvieron en la pesar de la protesta que hice én et numera anterior, es preciso decir algo ¿un, y no dejar el campo abierto á los preocupados para que me tengan ó tachen de poco verídico cuando leyendo el número quinto de vds Vean en él los ecsajerados beneficios que autores ¡uiparctales y la Csperiencia diaria des¡- mienten. Mas,como hay muchos que solo la primera impresión obra en ellos, es necesario demostrarles que. cuando estampe en mi primer número la proposición que es el objeto de la crítica de vds., he dicho una verdad que no admite ninguna duda. Al cáso« Dicen vds. «que es muy ageno de toda fcrOs.!- uiililud el que derrepente esc sacerdocio tari edificante y benéfico en los tros' siglos primeros se mudase en «1 cuarto en opresor y tirano de los pueblo..... ájel otro opulencia, los clérigos comenzaron también á Vivir de una manera mas cómodas y -algunos no contentándose cOíl la mantención cóiíidií y diaria de la iglesia, quisieron vivir como particulares en su casa, ec'-' síjíendo separadamente su porción en plata cada dia, ó por Ineses, ó por un término aun mas largo; y aun* qué este uso se alejaba de la primera perfección de¿ los fieles, fué tolerhdo por los padres, Bien presto los obispos contengarón1 4 escasear a los pobres ías limosnas ordinarias, y á rcteuer párá elloá.lo que de- fuailamento que el tono afirmante y erguido cOri que bian distribuir en aejuellos, enriqueciéndose de los bie- yo lo digo porque así lo han dicho los filósofos! y en segando lugar tiene no poca de absurdo el querer persuadirnos que desde el cuarto siglo Jesucristo Jfaitó á nes comunes de la iglesia; ellos empleaban la usura, para aumentar sus' fíqueiás, y descuidaban entera-- lítente \ap cuidados de| apostolado y la instrucción de las promesas que tenia hechas á su iglesia*, f que j los pueblos. De est.i es ele lo que se quejaba S. Cien lugar de darle pastores adecuados para Santificarla, ! priano eotrio ele un abuso muy común én su siglo: con U <í_jó abandonada á hdios deboradores, buenos sólo ¡ ctayendo que para purgar á ía iglesia de estos des- para corromperla y destruirla, Pero ellos, dice vd., adejüírieróii entonces mayores riquezas y una potencia oh que no los había puesto el fundador del cristianismo,— Esto es verdad, dicen vds , mas es una falsedad que gor ¡a ambición los adquiriesen, y por la misma se convirtiese en lobos y tiranos del pueblo. Esa riqueza provino,..,, de donaciones de ¡os emperadores y de ÍOS ielu.i, y no es motivo para calificar á uno de ambicio- arreglos, ,Dios permitiría una persecución violenta^ Como en efecto se encendió bajo el ínip'crio de Dorio ^ .Después que' ía iglesia obtuvo el permiso de ad-«- qiiirir bienes estables^ algunos devotos se imaginaron que era hacer un servicio a Dios cJ desheredar á tos' propios" lijos r á los parientes para, atraer donaciones á las ígtesiqSi I/ítínOs de una tal preocupación* tía hubo- artificios que, no practicasen para empeñar áb t>¡ que reciba lo cjue. i¡¡ dan; y esa potencia i» pre- j á tai ¿ludas, á las doncellas, r á otras pefsonas fá~ ponderan.:.-!;! nació de lá estimación y aprecio que se cites de seducir, á dc?h<:t<eihir á sus parientes para de- grattgeO enire los pueblos"". ¿S„ lo grangearia con tiranías' y. opresiones? Lo coñiraYiq está nía., en el áú- e!e.íi ¿ce." Veis, confiesa!, qué es verdad q'qe adquiriendo mayores riqueízas, adquirieron también Una. p<>- rt-ncia en que no lo's l/cibid puesto el fundador del cris/ia- i(!smo'í pero 'niegan que por la ambición las adquiriesen. Entre los infinitos lestiinoníos que podria yo ci i;ár, ds .tjiie la niabícioo fué por la que adquirieron jar á las'iglesias: y e'J desorden fué í_l, que ¡os príncipes se vieron obligados;! impedirlo por una ley pu» bllcada en 37o, cpic aunque no quitaba absoIutafiiCD- te ;i las iglesias el cíerOcliO de adquirir, prohibía no obstante *;1 los eclesias'kcs el ir á las casas de las viudas y de los pupilos y recibir alguna cosa délas mugeres ¡¡ordonación ó testamento, sea de iin.í manera directa ó por medio de iercejr¿,„ 5. Gerónimo
Object Description
Title | Hay va ese hueso que roer y que le metan el diente. Numero decimo. |
Publisher | Imprenta a cargo de Martin Rivera |
Date | Unknown |
Original Format | Leaflets |
Type | Text |
File Format | image/tiff |
Extent | 4 pages |
Dimensions | 31 cm. |
Identifier | SC MS 0216.252 |
OCLC Number | 651179779 |
Source | SC MS 0216 Mexican Pamphlets |
Language | spa |
Rights | http://rightsstatements.org/vocab/NoC-US/1.0/ |
Collection | SC MS 0216 Mexican Pamphlets |
Capture Device | CopiBook COBALT HD |
Staff | Shaenna Ameer |
PPI | 300 |
Date Digitized | 2018-10-29 |
Description
Title | [Page 1] |
Type | Text |
File Format | image/tiff |
Identifier | SC MS 0216.252.001 |
Rights | http://rightsstatements.org/vocab/NoC-US/1.0/ |
Collection | SC MS 0216 Mexican Pamphlets |
Capture Device | CopiBook COBALT HD |
Staff | Shaenna Ameer |
PPI | 300 |
Date Digitized | 2018-10-29 |
Full Text |
//Z7-
ICTIERO DÉCIMO.
HAY VA ESE HUESO QUE ROER
Y QUE LE METAN EL DlENlE.
$c?gimdo centra el Quebranta huesos* y cuatro palabras al fanatice?*
Nuestra credulidad hace toda su ciencia.
Voltaire,
' Ü
A
ías riquezas, y con los que llenar/a muchos pliegos.}
solo refiriré los de dos autores que no son Vollaire^
de Holbac ni Helvetius que vds dicen ser mis maestros. Ño señores estos serán el P Fulgencio y el Abad
Fleari que conocía migo mejor la historia de la iglé*
que á la sociedad le resultan deí i:íero; beneficios ! sia, y que no podran ser tachados de parciales. Di-
que solo cesisfen estampados tn ei pjp¿l de vds.;peru j ce eí primero» „ruando las iglesias estuvieron en la
pesar de la protesta que hice én et numera anterior, es preciso decir algo ¿un, y no dejar el campo abierto á los preocupados para que me tengan ó
tachen de poco verídico cuando leyendo el número
quinto de vds Vean en él los ecsajerados beneficios
que autores ¡uiparctales y la Csperiencia diaria des¡-
mienten. Mas,como hay muchos que solo la primera
impresión obra en ellos, es necesario demostrarles que.
cuando estampe en mi primer número la proposición
que es el objeto de la crítica de vds., he dicho una
verdad que no admite ninguna duda. Al cáso«
Dicen vds. «que es muy ageno de toda fcrOs.!-
uiililud el que derrepente esc sacerdocio tari edificante
y benéfico en los tros' siglos primeros se mudase en
«1 cuarto en opresor y tirano de los pueblo..... ájel otro
opulencia, los clérigos comenzaron también á Vivir de
una manera mas cómodas y -algunos no contentándose cOíl la mantención cóiíidií y diaria de la iglesia, quisieron vivir como particulares en su casa, ec'-'
síjíendo separadamente su porción en plata cada dia,
ó por Ineses, ó por un término aun mas largo; y aun*
qué este uso se alejaba de la primera perfección de¿
los fieles, fué tolerhdo por los padres, Bien presto
los obispos contengarón1 4 escasear a los pobres ías
limosnas ordinarias, y á rcteuer párá elloá.lo que de-
fuailamento que el tono afirmante y erguido cOri que bian distribuir en aejuellos, enriqueciéndose de los bie-
yo lo digo porque así lo han dicho los filósofos! y en
segando lugar tiene no poca de absurdo el querer persuadirnos que desde el cuarto siglo Jesucristo Jfaitó á
nes comunes de la iglesia; ellos empleaban la usura,
para aumentar sus' fíqueiás, y descuidaban entera--
lítente \ap cuidados de| apostolado y la instrucción de
las promesas que tenia hechas á su iglesia*, f que j los pueblos. De est.i es ele lo que se quejaba S. Cien lugar de darle pastores adecuados para Santificarla, ! priano eotrio ele un abuso muy común én su siglo: con
U <í_jó abandonada á hdios deboradores, buenos sólo ¡ ctayendo que para purgar á ía iglesia de estos des-
para corromperla y destruirla, Pero ellos, dice vd.,
adejüírieróii entonces mayores riquezas y una potencia
oh que no los había puesto el fundador del cristianismo,—
Esto es verdad, dicen vds , mas es una falsedad que
gor ¡a ambición los adquiriesen, y por la misma se
convirtiese en lobos y tiranos del pueblo. Esa riqueza
provino,..,, de donaciones de ¡os emperadores y de ÍOS
ielu.i, y no es motivo para calificar á uno de ambicio-
arreglos, ,Dios permitiría una persecución violenta^
Como en efecto se encendió bajo el ínip'crio de Dorio ^ .Después que' ía iglesia obtuvo el permiso de ad-«-
qiiirir bienes estables^ algunos devotos se imaginaron
que era hacer un servicio a Dios cJ desheredar á
tos' propios" lijos r á los parientes para, atraer donaciones á las ígtesiqSi I/ítínOs de una tal preocupación*
tía hubo- artificios que, no practicasen para empeñar
áb t>¡ que reciba lo cjue. i¡¡ dan; y esa potencia i» pre- j á tai ¿ludas, á las doncellas, r á otras pefsonas fá~
ponderan.:.-!;! nació de lá estimación y aprecio que se cites de seducir, á dc?h<:t |
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