Horca de un Fraile Coyote y Bomba con Todos Ellos

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HORCA DE UN MAÍLE
Y BOMBA CON TODOS ELLOS.
Doluí M virtui i quh In bosts requirat? (Vífgíl.)
i ha habido hasta ahora un hombre solo, que ce buena te s»poag*
inexistente un plan combinado de borbonistas, vea ai K^ R Fr. Joa=
quin Aienas, y se convencerá de que un rebusco partido mina sordamente el edificio Social de la república. El thayie dieguíno, agente secreto de una horrorosa conspiración, poco avisado y menos detenido,
ha rasgado el velo que ocultara ía hipócrita confianza. La sedmcíoii sé
estrelló en un pecho de bronceínaccesibie i .planes liberticidas: una medida de alta policía hiso c$ex en la red a? que pen ara tenderla: la traición se volvió concia la traición:-la maldad apareció en su coíor¿ y ia
pieria se ha salvado por ahora de una catástrofe sangrienta.
El megigaco Reverendo (^).que penió ganar una y mas espadas
fuertes con la decisión del sr. comandante general, no hizo otra cosa
que mostrarnos con el índice á todos los conjurados, cómplices, receptadores y partícipes, en ia manifestación del proyecto mas antisocial Que
conocieran las edades» Una república nadando en sangre patricia: cien
patíbulos repartidos en cada una délas capitales de los Estados,* I-obre*
gas mazmorras para los héroes que condenara á una muerte civil el des»
potismo irritado: la inquisición soplando hogueras, cuyas llamas se cebaran en las piedras del santuario: las bordes del moderno Afila líévai-H
do por ¿ó quiera la devastación y el llamo. A yes de víctimas ilustres
confundidas con sus miembros mutilados: generaciones enteras gimién»
íq sobre las tuinas de la casa desplomada, y  mendigando el sustento
entre la befa y el escarnio: las ciudades desiertas, y las fieras indómitas
del bosque paciendo en unión del hombre sensible y pensador. ¡Qué
cuadro tan digno de trazarse por un discípulo del crucificado!
Empero no es extraño: la Liga llamada santa necesita de agentes
santos*, y de aquí es que los frayles, los canónigos y obispos, como partes de santidad, deberán ser los auxiliares del gran Cantón residente en
Roma. El pretexto de la fe católica, es precisamente la atma favorita
que se ha de jugar, para convertir en verdugos, í los ciudadanos de un
pueblo , nutrido en los tiempos de allende con todas las heces átl fanatismo. Bajo esta bandera se alista, de un lado el doscontento, del otro la
maldad. El canónigo avaro y voluptuoso: el mercader usurero y sin
cálculo: el clerizonte inepto, el militar afeminado, el estudiante impe-
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(#)    Para curiocer hhn á ¿ds misionero de ía discordia^ basta adx/ertir, qus es dé lo peor-
rn manto cabe de gachupín y fraile. No se puede decir mas.