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dirijida al Honorable Congreso del Estado contra el supremo Tribunal de Justicia. i HONORABLE SEÑOR. Ei •/l supremo tribunal de justicia acostumbrado á obrar en contradicion con lo dispuesto por las legislaturas, y envanecido con el perdón que obtuvo la prinie- fa. vez que V. H. tomó en consideración sus delitos, no tiene embarazo para quebrantar con serenidad las leyes y atropellar sin rubor Ja justicia de los particulares. Mil acusadores -hubieran ya demandado á este tribunal infractor; pero desalentados con Jas dificultades que ofrece la documentación de una queja, confusos al ver la mayor facilidad que hay en cometer los delitos, mas bien que en castigarlos, y temerosos de echarse encima unos enemigos que pueden ser impunemente absueltos, dejan que se infrinjan las leyes del Estado por unos enemigos que pelean sin contrarios. Yo me encargo hoy de acusar al tribunal de justicia, oficio odioso; pero que debiera ser el mas noble si se advirtiera que merecen mas consideración los males del pueblo que los delitos de las autoridades. Se ha creído que la novedad de nuestras instituciones debe garantizar la inpunidad de los delitos, pero yo no sé con que derecho se quieran autorizar ios crímenes cometidos por la ignorancia, por que si esta fuera una escusa legítima, no -ha-bria necesidad de publicar las leyes y bastaría solo circularlas á los que las entendieran-; pero una practica muy diferente se observa, y publicadas las leyes, no solo obligan al que no las entiende, sino aun al que ignora que se hayan publicado. También se alega éa favor de los delitos del tribunal de justicia, la falta de abogados que pudieran substituirlos, pero que ¿para ser mag-istrados se necesita acaso el título de abogado? ¿No es bastante ser ciudadano en el ejercicio de sus defechos y mayores de treinta años como lo previene la constitución? ¿Y faltarían en Jalisco ciudadanos honrados que supieran desempeñar dignamente las funciones de la judicatura? Podría decirse: que en efecto sobran ciudadanos honrados; pero que no todos son instruidos en el derecho, mas ya Deprat Ea dicho: que para ser, no se necesita haber sido, de estos ejemplos nos ofrece muchos ia historia y en Roma los ciudadanos eran arrancados del arado para ser colocados en la suprema dictadura. Me he detenido en allanar los dos únicos obstáculos en que pudiera tropezarse para no declarar haber lugar á la formación de causa, me ocuparé ahora en marcar con cla- iiuad ias infracciones que con tanto trabajo he logrado documentar. Con fecha 29 de Abril del año de 25, en contestación á los oficios del Ecsmo. Sr. gobernador del- Estado de fecha 9 y 22 del mismo mes. se estrañó por el Honorable Congreso la asistencia del tribunal de justicia al entierro del penitenciario Urias, previniéndosele que en lo sucesivo se abstuviera de asistir en cuerpo, ó por comisión á acto alguno. Parece que el referido tribunal debia haber dado entero cumplimiento á esta superior orden; pero lejos de esto: el tribunal de justicia viendo con poco respeto las •disposiciones del cuerpo legislativo, no bien se ofreció la salida del sr. Mateos para el Estado de Chihuahua, cuando luego reincidió en la falta ya es- trañada por V. H. nombrando con acuerdo de las tres salas una comisión compuesta de los señores presidente y fiscal (1) que acompañasen á dicho Mateos hasta el pueblo de San Pedro, como asi consta en la foja segunda bueita del impreso que acompañó bajo el número 1, como también el documento número 2 en que aparece -por declaración juramentada del sr. Mateos ser cierto se le pasó un oficio firmado por el sr. magistrado Arce en que se le noticiaba el nombramiento de los señores presidente y fiscal para que lo acompañaran al referido pueblo de San Pedro. El tribunal de justicia convencido seguramente de este crimen, hizo una formal denegación ú mi solicitud marcada con el número 3 declarando no haber lugar á que se me diera copia del mencionado oficio, á pesar de la excitatoria del gobernador corriente en el número 4 para que se me administrara justicia, por que teniendo todo ciudadano ua derecho por la constitución para acusar á las autoridades, sería vano é ilusorio si los tribunales pudieran negarse á dar los documentos que se les pidieran; para documentar las quejas; pero el tribunal (1) Mucho es mi sentimiento, <s/ ver en esta comisión al Sr. Fiscal, sin duda, algunas circunstancia.? lo obligaron áfyder, -porque cuando la primera farolada del S. T. de justicia, tuvo entereza para oponerse. Su providad está bastante estendida} y yo un testigo di ella. ■■■■ jjH, "T""* r
Object Description
Title | Representacion dirijida al Honorable Congreso del Estado contra el supremo Tribunal de Justicia |
Creator | Jose Maria Mestas |
Publisher | Imprenta de la viuda de Romero |
Date | 1826 |
Original Format | Leaflets |
Type | Text |
File Format | image/tiff |
Extent | 4 pages |
Dimensions | 30 cm. |
Identifier | SC MS 0216.158 |
Source | SC MS 0216 Mexican Pamphlets |
Language | spa |
Rights | http://rightsstatements.org/vocab/NoC-US/1.0/ |
Collection | SC MS 0216 Mexican Pamphlets |
Capture Device | CopiBook COBALT HD |
Staff | Shaenna Ameer |
PPI | 300 |
Date Digitized | 2018-10-24 |
Description
Title | [Page 1] |
Type | Text |
File Format | image/tiff |
Identifier | SC MS 0216.158.001 |
Rights | http://rightsstatements.org/vocab/NoC-US/1.0/ |
Collection | SC MS 0216 Mexican Pamphlets |
Capture Device | CopiBook COBALT HD |
Staff | Shaenna Ameer |
PPI | 300 |
Date Digitized | 2018-10-24 |
Full Text |
dirijida al Honorable Congreso del Estado contra el supremo Tribunal de Justicia. i
HONORABLE SEÑOR.
Ei
•/l supremo tribunal de justicia acostumbrado á obrar en contradicion con lo
dispuesto por las legislaturas, y envanecido con el perdón que obtuvo la prinie-
fa. vez que V. H. tomó en consideración sus delitos, no tiene embarazo para
quebrantar con serenidad las leyes y atropellar sin rubor Ja justicia de los
particulares. Mil acusadores -hubieran ya demandado á este tribunal infractor;
pero desalentados con Jas dificultades que ofrece la documentación de una queja, confusos al ver la mayor facilidad que hay en cometer los delitos, mas
bien que en castigarlos, y temerosos de echarse encima unos enemigos que pueden ser impunemente absueltos, dejan que se infrinjan las leyes del Estado por
unos enemigos que pelean sin contrarios. Yo me encargo hoy de acusar al
tribunal de justicia, oficio odioso; pero que debiera ser el mas noble si se advirtiera que merecen mas consideración los males del pueblo que los delitos
de las autoridades.
Se ha creído que la novedad de nuestras instituciones debe garantizar la inpunidad de los delitos, pero yo no sé con que derecho se quieran autorizar ios crímenes cometidos por la ignorancia, por que si esta fuera una escusa legítima, no -ha-bria necesidad de publicar las leyes y bastaría solo circularlas á los que las entendieran-; pero una practica muy diferente se observa, y publicadas las leyes, no solo obligan al que no las entiende, sino aun al que ignora que se hayan publicado. También se alega
éa favor de los delitos del tribunal de justicia, la falta de abogados que
pudieran substituirlos, pero que ¿para ser mag-istrados se necesita acaso el
título de abogado? ¿No es bastante ser ciudadano en el ejercicio de sus defechos y mayores de treinta años como lo previene la constitución? ¿Y faltarían en Jalisco ciudadanos honrados que supieran desempeñar dignamente las
funciones de la judicatura? Podría decirse: que en efecto sobran ciudadanos
honrados; pero que no todos son instruidos en el derecho, mas ya Deprat
Ea dicho: que para ser, no se necesita haber sido, de estos ejemplos nos ofrece muchos ia historia y en Roma los ciudadanos eran arrancados del arado para ser colocados en la suprema dictadura. Me he detenido en allanar los dos únicos obstáculos en que pudiera tropezarse para no declarar
haber lugar á la formación de causa, me ocuparé ahora en marcar con cla-
iiuad ias infracciones que con tanto trabajo he logrado documentar.
Con fecha 29 de Abril del año de 25, en contestación á los oficios del Ecsmo. Sr. gobernador del- Estado de fecha 9 y 22 del mismo mes.
se estrañó por el Honorable Congreso la asistencia del tribunal de justicia
al entierro del penitenciario Urias, previniéndosele que en lo sucesivo se abstuviera de asistir en cuerpo, ó por comisión á acto alguno. Parece que el
referido tribunal debia haber dado entero cumplimiento á esta superior orden; pero lejos de esto: el tribunal de justicia viendo con poco respeto las
•disposiciones del cuerpo legislativo, no bien se ofreció la salida del sr. Mateos para el Estado de Chihuahua, cuando luego reincidió en la falta ya es-
trañada por V. H. nombrando con acuerdo de las tres salas una comisión
compuesta de los señores presidente y fiscal (1) que acompañasen á dicho
Mateos hasta el pueblo de San Pedro, como asi consta en la foja segunda bueita del impreso que acompañó bajo el número 1, como también el
documento número 2 en que aparece -por declaración juramentada del sr. Mateos ser cierto se le pasó un oficio firmado por el sr. magistrado Arce en
que se le noticiaba el nombramiento de los señores presidente y fiscal para que lo acompañaran al referido pueblo de San Pedro. El tribunal de justicia convencido seguramente de este crimen, hizo una formal denegación ú
mi solicitud marcada con el número 3 declarando no haber lugar á que
se me diera copia del mencionado oficio, á pesar de la excitatoria del gobernador corriente en el número 4 para que se me administrara justicia, por
que teniendo todo ciudadano ua derecho por la constitución para acusar á las
autoridades, sería vano é ilusorio si los tribunales pudieran negarse á dar los
documentos que se les pidieran; para documentar las quejas; pero el tribunal
(1) Mucho es mi sentimiento, |
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